Las claves musicales del mito «Carmen»

Introducción

En su ópera Carmen, estrenada en 1875, George Bizet transforma la historia narrada por Prosper Mérimée, publicada tres décadas antes (en 1845). Hace lo mismo que hacen todos los que adaptan, traducen, reescriben o transmiten con sus propias herramientas los cuentos llegados desde el pasado. En el caso del compositor, hay que pensar sobre todo en como traduce la anécdota en música, construyendo melodías y harmonías, manejando los acordes mayores y menores, las diferentes tonalidades cromáticas y sobre todo los instrumentos musicales y las voces que son los instrumentos de su oficio: los instrumentos con los que un compositor de música cuenta ("musicaliza") lo que un prosista narra con palabras. Todo esto es lo que debemos estudiar, a la hora de comparar la ópera de Bizet (1875) con el relato de Mérimée (1845).

Pasando de Bizet a la película del cineasta español, Carlos Saura, el proceso de selección, inclusión y exclusión, amplificación y eliminación se vuelve aún más interesante. Ahora se trata de un cineasta español que trabaja con Antonio Gades, director de una compañía de baile flamenco, quienes (los dos) "reflexionan" a través de su propio arte --el primero, el cine; el segundo, la música y danza nacional-- sobre un mito de origen extranjero, un mito impuesto desde fuera sobre su propio país.

Sería interesante leer la obra de Saura a la luz de las versiones anteriores, no sólo el relato de Mérimée y la ópera de Bizet (los dos aprecen de forma explícita en la película de Saura), sino en relación a la película del director italiano Francesco Rosi, estrenado más o menos al mismo tiempo que la película de Saura. De hecho, la Carmen de Rosi podría servir como punto de partida para adquirir una comprensión global de la ópera de Bizet, ya que Rosi se mantiene bastante fiel a la ópera, en cuánto al guión y banda sonora. (Tiene la ventaja añadida de estár subtitulado en inglés.) Aún así, esta película invita también a pensar en los lenguajes cinematográficos y en la manera muy personal (¿idiosincrática?) en la que Rosi los maneja . . . ¿para qué fines y efectos?

En esta página hemos aislado los momentos clave del mito, los momentos en la música de Bizet que más han servido para establecer a la gitana española del siglo XIX en emblema de la nación española, a ojos del gran público. Os invito a sacar tus propias impresiones comparando las diferentes versiones de cada uno de estos momentos clave: la versión musical con la voz de la célebre soprano, María Calas; la adaptación de la ópera al cine por Francesco Rosi; la reflexión muy libre, en clave flamenco, de Carlos Saura/Antonio Gades.

Antes de proceder, recomiendo que consultes las siguientes páginas, que ofrecen información de fondo que te puede ayudar a disfrutar mejor de esta página:

Las versiones íntegras: Los que tienen interés, pueden escuchar la ópera y ver las películas en su versión completa a través de los siguiente enlaces:

 

LOS SEIS MOMENTOS CLAVE

Busca el texto de cada uno de estos momentos en el libreto de la ópera de Bizet. (Los pasajes están marcados en amarillo.)

La habanera

Georges Bizet/6: Recit: "Quand je vous aimerai? / Habanera: "L'amour est un oiseau rebelle" (Carmen/coro)  

Francesco Rosi

Secuencia audiovisual
Carlos Saura Secuencia audiovisual

"Habíamos tomado el camino de Sevilla. A la entrada de la calle de las Sierpes compró una docena de naranjas, que me hizo poner en el pañuelo. Un poco más lejos compró pan, salchichón y una botellas de manzanilla . . . . Nos detuvimos en esa calle ante una casa vieja. Entró en el pasadizo y llamó en la planta baja. Nos abrió una gitana, verdadera fámula de Satán. Carmen dijo unas palabras en romaní. Primeramente, la vieja gruñó. Para calmarla, Carmen le dio dos naranjas y un puñado de confites y permitió que probara el vino. Después le puso el manto por la espalda y la dondujo a la puerta que afrancó con el madero. En el momento en que nos quedamos solos, se puso a bailar y a reír como una loca, cantando:
—Tú eres mi rom, yo soy tu romí. . . .
¡Ah! ¡Señor, aquel día! ¡Aquel día!... Cuando pienso en él, olvido el de mañana" (146-50).

La riña, en la fábrica de tabacos

Georges Bizet: Que se pass-t-il donc là-bas? / Au secours! Au secours! (coro)  

Francesco Rosi

Secuencia audiovisual
Carlos Saura Secuencia audiovisual

"Dos o tres horas después, aún estaba pensando en ello, cuando llega jadeando al cuerpo de guardia un portero con la cara demudada. Nos dice que en la gran sala de cigarros habían asesinado a una mujer y que era preciso enviar la guardia. El sargento me ordena que tome dos hombres y vaya a ver. Tomo a mis hombres y subo. Figúrese usted, señor, que dentro de la sala encuentro en primer lugar trescientas mujeres en camisa, o poco menos, todas gritando, dando alaridos, gesticulando, haciendo un estruendo que no dejaría oír a Dios tronar. A un lado había una, patas arriba, cubierta de sangre, con una X en al cara que acababan de hacerle de dos navajazos. Frente a la malherida, socorrida por las mejores del grupo, veo a Carmen sujeta por cinco o seis comadres. La mujer herida gritaba:
—¡Confesión! ¡Confesión! ¡Me muero!
Carmen no decía nada, apretaba los dientes y movía los ojos como un camaleón.
—¿Qué ocurre?--pregunté.
Me las vi y me las deseé para saber los que había pasado, porque todas las obreras me hablaban a la vez. Al parecer, la herida había alardeado de que sus ahorrillos le alcanzaban para comprarse un borrico en el mercado de Triana.
—¡Vaya por Dios!— dijo Carmen, que no tenía pelos en la lengua—. ¿No te bastaría con una escoba?
La otra, ofendida por la pulla, quizá porque no estuviera libre de toda falta al respecto, le contesta que de escobas no sabe nada en absoluto, porque no tiene el honor de ser gitana ni sobrina de Satanás; pero que ya tendría la señorita Carmencita ocasión de conocer a su borrico, cuando el corregidor la llevara de paseo con dos lacayos detrás para espantarle las moscas.
—Pues mira,— dijo Carmen—, te voy a abrir un bebedero de moscas en un carrillo, y ya, de paso, te pinto un jabeque.
Y dicho y hecho: tris-tras, con el cuchillo de desmochar los puros se puso a dibujarle la cruz de San Andrés en la cara.
El caso estaba claro. Agarré a Carmen por el brazo y le dije, cortésmente:
—Hermana, tienes que seguirme." (136-37)

La freiduría de Lillac Pastia

Bizet/13. Seguidilla y duo: Près des ramparts de Seville (Carmen/José)   

Francesco Rosi

Secuencia audiovisual
Carlos Saura Secuencia audiovisual

"Creo que fue aquel día cuando empecé a quererla de verdad, porque a cada rato me rondaba por la cabeza la idea de meterme en el patio y liarme a sablazos en la barriga con aquellos chiquilicuatres que la piropeaban. Una hora larga duró mi tormento; luego salieron las gitanas, y el coche se las llevó. Carmen, al pasar, me volvió a mirar con esos ojazos suyos que usted conoce, y me dijo muy quedo:
—Paisano, si te gustan los pescados fritos, pásate por Triana y que te digan dónde está la freiduría de Lillac Pastia.

En cuanto acabó la guardia me fui para Triana . . . Carmen estaba donde Lillac Pastia, viejo freidor, gitano, más negro que un moro, a cuyo establecimiento venían a comer pescado muchos burgueses…" (144-45)

El aria de la flor (de casia): "la fleur que tu m’avais jetée" ("la flor que me arrojaste")

Bizet/25: La fleur que tu m'avais jetée (José) / Duo: Non, tu ne màimes pas (Carmen/José)
Francesco Rosi Secuencia audiovisual

"Levanté los ojos y la vi. Era un viernes, nunca lo olvidaré. Vi a esa Carmen que usted conoce, en cuya casa le encontré hace algunos meses. . . . Apartaba la mantilla para descubrir los hombros y un gran ramo de casia que sobresalía de la camisa. Tenía también una flor de casia en la comisura de la boca . . . . Y, tomando la flor de casia que llevaba en la boca, me la arrojó, con un movimiento del pulgar, entre ceja y ceja… Créame, señor, me hizo el mismísimo efecto que si me hubieran pegado un tiro" (134-36).

"En cuanto nos quedamos solos se puso a bailar y a reír como una loca, cantando:
—Tú eres mi rom y yo soy tu romí. . . .
Pasamos el día entero juntos, comiendo, bebiendo, y todo lo demás. . . . Vino la caída del sol, y oí que los tambores tocaban retreta.
—Tengo que ir al cuartel a pasar lista—le dije.
—¿Al cuartel?—exclamó ella, con cierto desprecio—. Pero ¿qué pasa, eres como un negro, que te dejas llevar a golpe de palillo? Anda, que lo de canario no es sólo por el uniforme, ¿verdad? Lárgate, hijo, que tienes menos valor que una gallina.
Me quedé, resignándome de antemano a pasar a la prevención.
A la mañana siguiente, fue ella la primera que habló de separarnos:
—Oye, Joseíto—dijo—, ¿te das por pagado? De acuerdo con nuestra ley, no te debía nada, porque eres payo. Pero también eres buen mozo, y me gustataste. Así que estamso en paz. Y adiós.
Le pregunté que cuándo la volvería a ver.
—En cuanto se te pase la bobería—contestó, riéndose. Luego, ya en tono más serio:
—Mira, hijo, ¿sabes que creo que te quiero un poco? Pero no puede ser para largo. Un perro y un lobo no duran juntos. (150)


El tema del picador Lucas (el torero o ‘toreador’ Escamillo)

Bizet/19. Coplas del Toreador: Votre toast, je peux vous le rendre (Escamillo / Coro)

Francesco Rosi

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Carlos Saura Secuencia audiovisual

"Mientras estaba escondido en Granada hubo dos corridas de toros, a las que Carmen asistió. Volvió deshaciéndose en elogios de un picador muy bueno llamado Lucas" (174).

"[En la plaza de toros en Córdoba] Me enseñaron a Lucas y, en barrera, pude ver a Carmen. Me bastó con mirarla un minuto para estar seguro de lo que sucedía. En el primer toro, Lucas se puso a pavonearse, como yo había previsto. Arrancó la divisa del toro y se la llevó a Carmen, a la que faltó tiempo para prendérsela del pelo" (175-76)


Finale: "frappe-moi donc!"

Bizet/39. Duo: C'est toi! ... Carmen il est temps encore (Carmen/José) / Coro final: Viva! viva! la course est belle! (Coro/Carmen/José)

Francesco Rosi

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Carlos Saura Secuencia audiovisual

"Cuando terminó la misa regresé a la venta. Casi esperaba que Carmen se hubiese fugado; habría podido agarrar mi caballo y salir huyendo… Pero allí estaba. No quería que nadie pudiese decir que le había metido el miedo en el cuerpo. . . .
—Carmen—le dije, muy en serio— ¿Quieres venirte conmigo? . . .
—Te voy a seguir hasta la muerte, sí, pero no viviré contigo.
—Veo que vas a matarme— dijo; está escrito. Pero no lograrás que ceda.
—Te suplico que seas razonable—le dije—. . . .
—José—replicó ella—, me estás pidiendo un imposible. Ya no te quiero. . . . Todo ha terminado entre nosotros. Como rom mío que eres, tienes derecho a matar a tu romí; pero Carmen siempre será libre. Calí nació, y calí morirá.
—¿De manera que es a Lucas a quien quieres?—le pregunté yo. . . .
—Seguirte amando es imposible. . . .
La furia se apoderó de mí. Saqué el cuchillo. . . .
—Por última vez—grité—, ¿vas a quedarte conmigo?
—¡No, no, no!—dijo ella, golpeando el suelo con el pie. Se quitó un anillo que yo le había regalado y lo arrojó entre los matorrales.
Le di dos navajazos. . . ." (180-81)